miércoles, 20 de enero de 2016

Cementerio Club - Tiempo (2015)


Puede ser que las actividades profesionales y/o extramusicales de sus miembros (que son al final las que pagan las cuentas) o algún tipo de desencanto con la escena de rock en el Perú les hayan terminado pasando factura, lo cierto es que fue -y aún es- evidente la poca actividad que Cementerio Club (uno de los conjuntos insignia del pop-rock peruano de la última década y media) ha tenido como banda en estos últimos años: conciertos esporádicos y sólo un disco editado desde el 2007 (el cumplidor Bailando en el muladar), para dedicarse a lanzar algunos singles de cuando en vez, lo que tendría que ver con la constatación de que cada vez ese formato va reemplazando más en el interés de la audiencia a los álbumes y que resulta bastante más práctico, algo de lo que muchos músicos locales -tanto nóveles como con trayectoria- han tomado nota, editando canciones sueltas o EP's en plataformas digitales como Bandcamp, Soundcloud o Spotify, algunos de ellos sin considerar la idea de hacer ediciones físicas o haciéndolo de forma muy reducida. De los compositores principales de CC, sin duda ha sido José Arbulú el que ha estado más activo en ese tiempo, no solo al editar su trilogía Salta (EP's de buena factura que en policromática presentación aparecieron entre el 2011 y el 2013), sino en su rol como profesor de la escuela de música de la UPC y apoyando a algunos jóvenes valores como Melissa Cabrera y Micaela Salaverry. Por su lado, Pedro Solano editó Rocanrol Punche en el 2011, un EP de relajado carácter y una especie de carta de amor al estilo más clásico dentro del género, pero metiéndole más punche (chiste monse #1) a su destacada labor dentro del derecho ambiental, de cuya sociedad es director en nuestro país. Pero como ya mencioné líneas arriba, poco del grupo en estos últimos años.

Tengo mis dudas en considerar a Tiempo (2015, editado por Lamparín Producciones, sello del grupo y con el que han editado todos sus discos) como el "nuevo álbum" de Cementerio Club, ya que es más bien un CD que recopila de forma física los singles que han venido lanzando de forma digital desde el 2007 hasta el año pasado más algunos inéditos. El lapso en el que este material ha sido grabado podría verse como una dificultad si es que se trata de juzgar el disco como totalidad ya que este podría parecer disperso, pero la verdad es que no es así: desde Vacaciones en Mediocielo (2003) se notaba en CC las ganas de hacer canciones más sencillas y poperas, lo cual no sólo resultó en un par de temas emblemáticos ("Inmortales" y "Esfera de Cristal") sino en un periodo en el que disfrutaron las mieles de la difusión mediática y el éxito, con un premio MTV Latino incluido. Dicha apuesta se mantuvo con Bailando en el Muladar (2007), aunque -a mi gusto- a un nivel un poco menor en lo compositivo y lastimosamente ya con poca o nula rotación en radios (mal endémico que sigue aquejando al rock peruano), pero ya era notorio que ese viraje emprendido hacia un estilo más ligero y accesible era lo que guiaba hacia puerto a este barco viejo y de casco carcomido por el viento (chiste monse #2). A lo que quería llegar con este floro era que el hecho de que la mayoría de los temas incluidos en Tiempo hayan sido pensados en su momento como singles (con la idea de inmediatez y pegada simple que ello conlleva) hace que el disco parezca una suerte de "greatest hits", de esos que van directo al grano tanto en sus pasajes de mayor energía (las vitales "Luces de Neón" y "Llevas mi fe", que datan del 2010), los de pop-rock dulce ("Tiempo", "EAEETOOV" y "Sangre en la Piel") y las habituales incursiones meditabundas de Arbulu ("Viaje Interminable" y la acústica "Simplemente Pasa (El Amor)"), lo que sumado a su corta duración (9 canciones, 31 minutos) conspira para hacer de este disco un instant pleaser a los oídos de quien esto escribe. Quizá ese cierre con "Navidad" parece un poco inacabado en su brevedad y le tengo reparos a la versión de "La esquina es la misma" (original de los subtes ochenteros Zcuela Crrada; un homenaje al desaparecido Edwin Nuñez), que no me gustó mucho cuando la lanzaron, pero que con este ropaje jangle-pop funciona dentro del álbum, así la letra suene un tanto forzada y fuera de lugar en este nuevo contexto. De lo escrito se desprende que Tiempo (cuya portada es el guiño menos sutil a los Beatles de un grupo con varios guiños a los Fab Four en su haber) tiene un nivel satisfactorio y debería ser del agrado del aficionado promedio al pop-rock local y de quien disfrute de temas rockeros y melódicos al mismo tiempo, sobre todo de los que han seguido la trayectoria del grupo y ya extrañaban tener algo nuevo de ellos entre manos (me cuento en ese nicho de mercado). Como un reencuentro con amigos viejos y queridos es lo que he sentido al escuchar este CD, lo cual en estos tiempos de cinismo que corren es algo que sin duda agradezco.

LesterStone

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