martes, 12 de enero de 2016

Jim O'Rourke - Simple Songs (2015)


Con un ritmo de trabajo tan jodidamente prolífico y un body of work ecléctico y singular, es un poco difícil seguirle la pista y escribir algo que resuma de algún modo la obra de Jim O'Rourke (Chicago, 1969), cuya carrera en la música incluye su faceta más experimental (con una enorme cantidad de álbumes como solista y en colaboración que exploran la electrónica, el jazz, el noise y otros postres), su paso como miembro de Gastr del Sol y Sonic Youth, sus soundtracks para un amplio número de películas, documentales y proyectos multimedia, su faceta de productor en la que trabajó con gente tan diversa como Wilco, Stereolab, Superchunk, Beth Orton, Joanna Newsom y un etcétera bien palomilla, además de su participación en cosas de gente como Thurston Moore, Lee Ranaldo, Merzbow, Fennesz, Nurse With Wound y demás. Aun con tan enfebrecido ritmo de trabajo, habría que hacer un aparte y destacar los álbumes que O' Rourke ha venido grabando desde 1997 para el reputado sello indie Drag City, que exploran una faceta de cantautor quizá más convencional (comparada a sus demás pastruladas, ojo) y que incluye notables trabajos como Eureka y el EP Halfway to a Threeway (ambos de 1999) y Insignificance (2001). Simple Songs (2015) viene a ser la última instancia de esa línea de trabajos enmarcados dentro de un estilo retro/clásico.

Lo de "canciones simples" podría llamar a error, pero no hay que dejarse engañar: con eso deberíamos entender que O'Rourke se aleja del avant-garde y el noise-rock que dominaron su trabajo en la última década y retoma su sobria y estilizada línea de singer-songwriter, la cual abreva en el soft-rock de hace 4 décadas y el chamber-pop con el suficiente nivel de orfebrería musical como para que con cada escucha se revelen nuevos detalles en cuanto a arreglos y sonidos. Al igual que en los mencionados Eureka y Insignificance de hace ya varios años, aquí a Jim se le siente muy cómodo en ese papel de popmeister, con una voz que no destaca en la mezcla (la cual en pasajes se asemeja a la de Cat Stevens) pero que adquiere brío en ciertos momentos, con letras que ironizan sobre las crisis existenciales y personales de un hombre de edad mediana ("Half-Life Crisis", "Hotel Blue"), todo dentro de un marco de arreglos orquestales, sonidos jazzy a lo Steely Dan, páramos ligeramente más rockeros ("Friends with Benefits", "Last Year") y un clasicismo revisionista que me hace recordar un poco al de Beck en Sea Change, con temas que se toman su tiempo para echar a andar (aquel hermoso cierre con "All Your Love"), pero que despliegan de a pocos una especie de encanto nostálgico y nocturno ("End of the Road"). En suma, estamos ante un trabajo notable de O'Rourke, no muy apto para oídos apurados o que estén en busca de modernas sonoridades, pero que es de los que te van capturando de forma discreta, incuban lentamente en el subconsciente e invitan a ser repetidos una y otra vez. Mea culpa y pateadura mental, ya que no lo llegué a escuchar el año pasado, pero ha sido un feliz descubrimiento en este 2016 que recién se va iniciando. Nunca es tarde.

*escribo esto la mañana del 11/01, en la resaca de la muerte del gran David Bowie. Me ha pegado duro la noticia, más de lo que imaginaba. Necesitaba algo que me mantuviera ocupado y no tener que pensar (mucho) en eso y esta reseña cumplió esa función.

LesterStone

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